Finde Guay

Bueno, bueno, amiguitos, este finde-fiesta ha sido wonderful (tanto estudiar griego me ha hecho sentirme políglota).
El jueves al salir de clase comencé a depilarme entera y a terminar de hacer las mochilas (ya llenas de ropa desde el martes, tal era mi afán por irme). Después de un leve kit kat con More y algún asuntillo peliagudo del que no voy a hablar, vino su madre en medio de un atasco a recogerme y ¡camino a la pobla de vallbona!

Llegamos sobre las nueve, y una vez allí corrimos al mercadona que estaba hasta los topes de gente poco previsora (como nosotros) y cogimos cuatro cosas que no necesitaban de nevera para su conservación (pues la casa, todavía a medio amueblar, carece de ella) y corrimos hacia casa, donde deshicimos las mochilas y guardamos su contenido en los armarios.

Tras una cena compuesta de ramen de ternera para los dos y algo de zumo para beber, limpiamos los cacharros utilizados y nos fuimos directos a la cama, tan cansados que nos sentíamos.

A la mañana siguiente Bestia me despertó como pudo (tengo un horrible despertar) después de haber ido a comprar el pan y haber estudiado un poco para los finales y el selectivo mientras yo dormía a pierna suelta. Desayunamos en la cama, dejando un montón de migas en la zona donde comía él, y bauticé a la piel de alce que tiene su madre sobre la cama donde dormíamos; se llama Jason (se lee Yeison, no confundir con Jasón, el de los argonautas).

Nos dimos una ducha rápida e hicimos unos bocadillos de chorizo con queso para comerlos en un pinar próximo al pueblo. Nos hicimos a la carretera como dos mendigos y después de andar cuesta arriba lo que se me hizo una eternidad, llegamos a un sitio precioso pero plagado de porquerías tales como botellas de cerveza, plásticos, jirones de ropa (hablando de jirones de ropa, a los lados de la carretera, en el campito y tal, encontramos una chaqueta, una bota blanca como nueva y un preservativo usado. Atando cabos... alguien secuestró a una jovencita y le hizo cosas. La próxima vez que vayamos, encontraremos la mano, estoy segura. Prrr) y basura similar.

Subimos un poco más arriba en el pinar hasta encontrar un sitio más o menos limpio y nos dispusimos a comer. A los pocos minutos, empezamos a escuchar disparos a lo lejos, y yo dije:
-...¿Abajo no había un cartel donde ponía "coto privado de caza"?
-...No sé...
-¿Crees que nos dispararán?
-No...
-Me vale.

A la vuelta nos pusimos los bañadores y nos subimos al terrado a tomar el sol un ratejo. Al bajar hicimos nuestras guarreridas y después cenamos (adivinad: ¡ramen!) y después a la camita.
A las cuatro o así comencé a encontrarme mal y desperté a Bestia (que previamente me había dicho que si me pasaba algo, le despertara). Este encendió una luz y me cuidó un poco mientras intentaba dormirme otra vez. El pobre se durmió antes de que yo lo hiciera, pero no importó porque al rato le seguí.

Por la mañana, misteriosamente me desperté antes que él y decidí recompensarle por haberle despertado de madrugada, así que intentando ser silenciosa y ágil cual gato pero tropezando con toda clase de cosas por el camino, le hice el desayuno y le desperté cariñosamente.

Después de retozar un poco por la cama, nos duchamos y nos vestimos para dar un paseo por el pueblo, el cual no había tenido ocasión de visitar a fondo nunca. Todos hablaban en valenciano, así que Bestia y yo adoptamos la costumbre y, soltando espardenyadas* a tope, comenzamos a conversar en esta lengua. Fuimos a una farmacia a comprar preservativos y luego a una tienda esotérica para un regalo para nuestras mamis.

Después volvimos a casa para comer y tomar el sol de nuevo y a Bestia se le ocurrió la fantástica idea de subir al chalet de sus tíos, en el pueblo vecino, donde había piscina, una plantación de marihuana y unas perras bastante feroces pero cariñosas a partes iguales.

Después de un golpe de calor que me dejó medio grogui durante una media hora, volvimos con los pies hechos polvo y nos metimos en el mercadona para comprar algo de cenar y marranadas para la partida del día siguiente.

El domingo morning Bestia me despertó otra vez como buenamente pudo y después de hacer de las nuestras, él se fue a recoger a Isi y a Gnomo mientras yo recogía la casa y comenzaba a hacer las mochilas.
Una breve partida de rol improvisada donde nosotros mismos encontrábamos una cueva que daba a nuestra propia casa de veraneo precedió a una comida igualmente improvisada que nunca habíamos preparado pero nos salió bastante comestible; total, arroz con patatas hervidas no son algo difícil de preparar.

Después fuimos a las ruinas de una casa rodeada de terreno harado donde, cuando tenga dinero, viviré; y decidimos que cuando termináramos las clases iríamos al ayuntamiento a preguntarle al dueño del terreno si podíamos adecentar el sitio y utilizarlo para jugar a rol o a lo que quisiéramos. Me hace tanta ilusión... la próxima vez que volvamos, me llevaré la cámara y le haré fotos, porque realmente parece un castillito derruido.

Después de una vuelta por el pueblo, la madre de Bestia nos llevó a nuestras respectivas casas, donde yo casi caigo muerta del cansancio y a duras penas pude deshacer las mochilas y cenar.

Y ya está, este ha sido mi fantástico fiesta-finde. Qué ganas tengo de volver.


Por cierto, la piel de alce no fue lo único que fue bautizado, porque las ruinas se llaman Fuerte Roleo, el cubo de basura se llama Jimmy y el elefante de madera que hay en la entrada, Groucho (porque realmente se parece a Groucho Marx).



*Espardenyada: Palabra en castellano que, erróneamente, utilizamos para el valenciano pronunciándolo como tal. Es como si, queriendo decir "cuchillo" en inglés, dijéramos "cuchilleishon".