domingo, 2 de marzo de 2014

Adiós

Mi intención nada más llegar a España desde una última y frenética semana en Italia era subir todas las fotos rápidamente para poner al día a mis escasos lectores, pero ha sucedido algo que me parece infinitamente más importante.

Mi perra Nala ha muerto. Llevaba casi un año en un estado lamentable, no controlaba sus esfínteres, estaba famélica a pesar de comer con normalidad, no veía, no oía, casi ni le funcionaban las patas de atrás... en fin, mis padres me dejaron bien claro que si la naturaleza no se encargaba de ella, tendríamos que llevarla a eutanasiar. Yo lo había llegado a asumir -más o menos- y llevaba desde el verano intentando hacerme a la idea, para ir yo, para no dejarla sola en sus últimos momentos... en fin.

Sin embargo, hoy al pisar tierra le he preguntado a mi madre sobre ella, y me ha dicho que la habían llevado a eutanasiar hacía dos semanas, cuando se la encontraron durmiendo sobre su propio charco de orina y después de un mes de levantarse por las noches porque la pobre lloraba porque se desorientaba dentro de la casa. No me quisieron decir nada porque estaba de exámenes y no querían amargarme las dos últimas semanas del Erasmus, y lo entiendo, pero no puedo dejar de pensar que ojalá hubiese podido estar aquí, que ojalá hubiese podido despedirme de ella, agradecerle todos los momentos de consuelo, cariño y compañía que me ha brindado durante casi dieciséis años.

De decirle, aunque ya no pudiese oírme, que ha sido una compañera magnífica durante toda mi vida consciente, y que ojalá hubiese podido darle aunque fuera la mitad de cariño y dedicación que ella me dio a mí. Decir que ha sido la mascota perfecta sería casi una ofensa, pues el término "mascota" se queda corto para ella. Ha sido una amiga. Obediente, respetuosa, con personalidad (un poco pasota) y mucho más. 

Jamás nadie podrá reemplazarte. Si existe un cielo para perros, espero que me perdones por no haber estado contigo en tus últimos momentos. Y que haya gajos de naranjas. Muchos gajos de naranjas para robar de manos distraídas.



Te voy a echar muchísimo de menos

2 comentarios:

  1. No conocí a nala durante toda su vida, pero ha estado conmigo los casi 6 años de relación que llevamos. Nala estaba allí cuando nos besamos viendo nuestra primera película, cuando empezamos a salir. Cuando robaba trocitos de pan de la bolsa me miraba con ojitos confidentes diciéndome que si le daba la mitad no se chivaría.Cuando me dejaba mi merienda indefensa encima de la mesa y decidía que ya no me apetecía mas, puesto que lo había dejado encima de la mesa y me había tumbado y para hacerme el favor de que no vieran que me había dejado nada se lo comía rápidamente de un bocado y salía corriendo. Cuando me llevaban tus padres al principio, cuando no tenía coche, y nala me seguía con la mirada mientras me iba lloriqueando. Cuando le lanzaba las naranjas en el río y salía corriendo detrás de ellas saltando por el agua.
    Quizá sean solo animales pero te dan mas que las personas y nunca te piden nada. Nunca se quejó cuando nos fuimos de viaje y no le trajimos un recuerdo, ni cuando no celebrábamos su cumpleaños, pero cuando le escurría una galleta por debajo de la mesa movía la cola contentísima como si fuera navidad.
    Era una perra estupenda.
    Para terminar me gustaría escribir el epitafio que Lord Byron escribió para su perro:
    "Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin ser vanidosa,
    fuerte sin ser insolente, valiente sin ser feroz
    y tuvo todas las virtudes del hombre
    y ninguno de sus defectos.
    Este elogio sería insignificante sobre cenizas humanas"

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  2. Jo, lo siento mucho, Nep.
    Entiendo perfectamente cómo te sientes.
    Quien tiene animales sabe que no son "sólo" mascotas, que, generalmente, son parte de la familia, casi como cualquier otro miembro.
    Los animales es lo que tienen, que saben mucho de dar sin esperar nada de nadie.

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