¿A qué temperatura hierve la sangre?

Perdiendo un poco la costumbre de escribir sólo títulos de dos palabras (detalle en el que me fijé hace un par de días), hoy escribo una duda que me ha asaltado así de pronto mientras sacaba mis pastis del vaso vacío de zumo de arándanos (sí, parece que me lo haya inventado pero es así, se me han caído dentro, no me preguntéis cómo).

¿A qué temperatura la sangre alcanza la ebullición?

Porque si hay una posibilidad de que pueda hervir dentro de las venas vivas de alguien, mi corazón debe ser un hornillo, porque últimamente la estupidez de la gente está alcanzando límites insospechados. No voy a poner aquí toda la trifulca con la idiota en cuestión porque estoy cansada de explicarla a quien pase por delante de mí, y porque este es un blog de buen rollo y tal, pero como la cosa siga así, o me río delante de sus narices (de ella, of course) o me planteo hacerme extensiones con mechones arrancados de su pelo.

Pasando a cosas más animadas: resulta que al final sí que vamos a hacer un rpg de la historia del vórtice raro, pero todavía estamos con el diseño e intentando que Tybalt deje de estudiar un momento y se meta en el blog. Poquito a poco, esperemos a las vacaciones de fallas que tendremos más tiempo libre.

Esta tarde tengo la tarde completa entre deberes y cosas que hacer porque quiero (masoquismo puro), así que tengo que planificarme bien bien y buscar la manera de leerme el Lazarillo de Tormes en los tres días que me quedan antes del examen, ¡Apolo, por favor socórreme y ayúdame! (Cuánto daño ha hecho Plauto en mis expresiones).

La semana que viene son las jornadas culturales, lo cual es una alegría para mi pobre mente atosigada por el estudio (realmente hasta hace un día las tardes las pasaba mirando cosas en el ordenador y echando la siesta frente a la tele, así que de atosigadas... nah), y gracias a los concursos que hay de literatura y lectura en voz alta, seguro que me llevo un buen pico para las vacaciones a Colliure y para Nessa. ¿Por qué se me han tenido que juntar las dos cosas, dita sea?
Lo malo es que voy a tener bastante competencia este año, porque se ve que a casi todos mis amigos les ha dado por tener ambiciones adquisitivas. Pero voy confiada, este año gano yo, aunque compita con Gonzalo y su preciosa voz de baritono, y sus once años en teatro. Pero nada, este año gano yo, o al menos eso espero... (cachis, mi confianza, la estoy perdiendo, NOOOO).


Y como no se qué más decir, con esto y un bizcocho...