viernes, 21 de febrero de 2014

Sanseacabó

Anteayer por fin acabé los exámenes, y he de decir que fueron la guinda perfecta para unos meses horribles. Ambos, Etruscologia y Numismatica respectivamente, eran a las 9 de la mañana, así que la profesora de Etruscología nos dijo que las Erasmus entráramos primero para tener el resto de la mañana para hacer el de Numismatica, así que yo entré la segunda. Decir que no he conocido en mi vida a una profesora más hijaputa se queda corto. 

Entre otras lindezas, me dijo "cómo puedes ser tan ignorante", "no me digas que has estudiado si no lo has hecho", "los Erasmus españoles vienen aquí sin prepararse nada", "normal que esté así vuestra economía". No me acuerdo qué le dije llegados a un punto que me tembló la voz de la rabia y me dijo "No me llores" y yo, ya cabreada "Yo no lloro" (y es cierto, jamás le he llorado a un profesor, me duele demasiado en el amor propio). Y claro, a cada cosa que me decía, yo tenía más miedo de contestar, así que me acababa quedando callada a respuestas que igual sin menos presión habría respondido fácilmente (por ejemplo, me preguntó dónde estaba la colonia de Siracusa, y yo sabía que estaba en Sicilia, pero como no estaba muy segura me callé para no recibir un hachazo de esta mujer). 

Total, que le vi en la cara que dolió aprobarme. Físicamente le dolió. Cogía el boli y el boletín de notas, iba a escribir, y se paraba. Luego lo intentaba otra vez, y se paraba. Llegó un momento que me preguntó si había hecho otros exámenes y cómo me habían ido, y yo le dije que había hecho otros dos y los había aprobado, y me miró y me dijo "Es que no te puedo aprobar porque no es verdad que hayas estudiado" argumentándome que cuatro exámenes eran demasiados como para tener tiempo de estudiarlos todos. Y yo flipando, ¿me echa en cara que tengo demasiadas asignaturas como si fuera un capricho mío? Como si al hacer el contrato dijera "oye, que me voy a coger cuatro para poder ir de culo". Le intenté explicar (eso sí, con algo de rabia ya) que no era elección mía, que era lo que tenía que hacer para conseguir la beca. 
Finalmente me puso un 18 (las notas van de 18 a 30), pero con una expresión de sufrimiento tal que por un momento pensé que el boli que estaba usando era igual que la pluma que le hace usar Umbridge a Harry.
En resumen: jamás en mi vida un profesor me había faltado al respeto de esta manera. Para ser justos tengo que decir que la mujer se esforzó en darme oportunidades para aprobar, me hizo muchas preguntas y me dijo que podía hablarle libremente de un tema que sí supiera. Pero claro, con esos modales, yo cada vez estaba más nerviosa y me quedaba más en blanco y me daba más miedo hablar. Salí completamente histérica.

Total, que a las nueve habían empezado los exámenes de Etruscología y Numismatica a la vez, y aun así en este último no me cogieron hasta las cuatro de la tarde. Yo, con los nervios a flor de piel por el otro examen, y sin haber comido, entré la penúltima, cuando la profesora estaba ya hasta el moño de corregir exámenes. Total, que iba muy confiada porque el de Numismatica llevo todo el mes estudiándolo (me duele la mano desde hace semanas de pasar apuntes, con eso te lo digo todo), pero llegué, la profesora me hizo dos preguntas de las que no tenía absolutamente ni pajotera idea, y entre los nervios pasados por la mañana, el cansancio y que era el último examen, se me bloqueó el cerebro y fui literalmente incapaz de decirle una palabra. 
Yo esperaba que la mujer me guiara un poco, me tranquilizara hablando conmigo ("¿cuántos exámenes has tenido? ¿Cuántos te quedan?" Conversaciones que sí le había escuchado entablar con las erasmus francesas en sus exámenes) o me diera la oportunidad de hablar de un tema que me supiera (porque desde luego me sabía muchos), pero no. La mujer se quedó ahí sentada, con cara de oler a mierda, en silencio, mirando el reloj de cuando en cuando y esperando a que yo dijera algo. Finalmente le intenté explicar que sí que había estudiado, con la esperanza de que me preguntara algo más, pero ella se limitó a: "Los otros 12 alumnos que he tenido antes que tú sí que me han sabido contestar, no te puedo aprobar si no dices ni una palabra". 
Y pasó a la siguiente de la lista. 

Que sí, reconozco que tendría que haber estudiado más, y que es culpa mía por no saberme esa parte del temario, pero joder, la profesora de Etruscología que era una cabrona me había ayudado más. Y la verdad es que me da rabia, porque sé de buena tinta que a Erasmus en otras partes de Italia les preguntan cómo se lo han pasado estudiando allí y sólo con eso les ponen ya un 30, y yo que he llorado sangre, sudor y lágrimas, luchando por conseguir un triste 18... 

En fin, veré si puedo recuperar esta asignatura en España, pero no veas el disgusto. Al menos en el examen de Museología saqué un 27. Y mira que he tenido profesores bordes en lo que llevo de vida escolar, pero tan increíblemente irrespetuosos... 

En fin, no me permití llorar más de cinco minutos, porque lo hecho, hecho está, y he decidido no hacerme mala sangre por este tema. De aquí al lunes que llega Carlos, simplemente me lo tomaré de relax total. Me he terminado de leer Lestat el Vampiro, he terminado de hacer las maletas y he evolucionado a un par de Pokémon (sí, me he vuelto a enganchar al Pokémon azul). Hoy, aprovechando que tengo que ir a Relaciones Internacionales a firmar papeleo, me daré una vuelta por el pueblo, haré más fotos y quizá me tome un heladete. Relax.

En fin, ya actualizaré con las fotos.

2 comentarios:

  1. Pues sí, chica. Ya no le des más vueltas, que tampoco le sacarás nada.
    Siempre hay personajillos sueltos por ahí, pero también es tocar los cojones que te los encuentres de dos en dos xD
    Tu piensa que ya vuelves, y oye, desde casa ya estudiarás para lo que venga, mucho más tranquilamente. ¡Que no te queda nada!

    :**************

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  2. Ay sí, hija, qué descanso pensar que de ahora en adelante todo irá cuesta arriba.

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