2 - La calidad. Normalmente la ropa que compramos la cosen niñas de cinco años en Camboya, bajo condiciones precarias. La ropa Lolita, no. Casi roza la alta costura, y se cose a mano, con materiales de buena calidad. Y eso se paga, claro.
3 - Lazos, lazos ¡miles de lazos!
4 - El aire antiguo de muchas de las marcas. Me siento como si fuera una niña de época (me da igual cual), paseando de camino al parque o algo así.
5 - La recuperación del pasado que más me gusta, que envuelve todo el movimiento.
6 - La mezcla con otros estilos, como el punk o el steampunk, que hace a una querer innovar continuamente.
7 - El contraste entre el Lolita y el resto del mundo. Cuando veo fotos robadas por la calle a Lolitas, en mitad de una gran urbe de trajeados y grises, y la Lolita, está en medio, como... como un arcoiris. Me encanta.
8 - Que es tan... bonito. Es visualmente delicado y precioso, es como ver un ramo de flores alegres.
9 - El reciclaje. Normalmente la ropa normal se tira o se dona, pero vender ropa normal de segunda mano es... siniestro. Aquí no, nosotras respetamos y cuidamos nuestra ropa, y cuando no la queremos, se la vendemos a otra persona que la va a querer y respetar igual. De hecho, toda mi ropa Lolita es de segunda mano, y desde luego no tengo ningún remilgo.
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